El dedo y la luna, por Pepe Morales
Hacen mirar al dedo para ocultar la luna. No les basta con que la luna tenga una cara oculta porque el periodo de rotación sobre su eje es el mismo que el de traslación alrededor de la Tierra: quieren que no se vea, hacer como que no existe. Agitan el dedo índice para señalar, acusar y acosar, como un anzuelo para atraer la mirada boba y la boca incauta del pez que acabará siendo un pescado. Quien mira el dedo no ve las algas, insectos, larvas, gusanos, crustáceos, detritos orgánicos y plantas acuáticas que son el alimento real: sólo el anzuelo.
Los programas electorales del bipartidismo son como la cara oculta de la luna, un corta y pega que quieren ocultar porque, una de dos: o son mentira o, peor, son verdad. Por eso agitan los dedos señalando fruslerías que no alimentan al pez pero son cebos que atraen su atención para pescarlo. Los mejores cebos que utilizan los pescadores de votos son medios dóciles, togas militantes y el río revuelto de las redes sociales. Cuando algún sabio señala la luna, el narcotizado electorado, besugos de hecho y merluzos de derecho, mira al dedo.
El dedo índice se agita al ritmo que marcan las cotidianas noticias manipuladas, los rumores continuos sin confirmar y los peligrosos desatinos judiciales, como el tambor de las galeras, como el péndulo oscilante durante un show de hipnosis delante de un público que nunca se plantea la veracidad del espectáculo. El método es de radiofórmula: un tema comercial, sin importar la calidad, es emitido por los medios bien regados con publicidad institucional y repetido por un coro de tertulianos y opinólogos. Funcionan bien los importados de EE.UU.
Nunca espere que un embaucador le hable de Sanidad, Educación, Pensiones, Vivienda o Dependencia… para eso tiene su dedo señalando los asuntos de interés para usted y la sociedad: le hablará de la corrupción ajena, no de la suya, del terrorismo, no del franquismo, de la Patria, no del país, de enemigos, no de convecinos, de invasores extranjeros, no de personas, de okupas, no del atraco habitacional, de negocio, no de sanidad, de odio, no de convivencia. Y usted mirará el dedo asintiendo y canturreará el estribillo sin analizar la letra.
Los dedos señalan el caos y un país colapsado, un estado que no funciona y su ruptura, la ruina y la debacle económica, la hecatombe y el apocalipsis, el armagedón. En la superficie lunar, el Ibex 35 iguala los 14.000 puntos de 2008 tras alcanzar sus empresas un récord de beneficios de 62.724 millones en 2024 (31.768 para la banca, el mejor año de su historia), el independentismo ha caído al 40%, hay un récord de 21,8 millones de trabajadores, el paro ha bajado a niveles de 2008 y la economía encabeza el crecimiento en toda la eurozona.
Se comprende que quieran ocultar la luna. Es incomprensible, o tal vez no, que la mayoría no quite ojo a los dedos que señalan lo que señalan y magnifican los voceros mediáticos y togados deformando la realidad en un esperpento digno de un espectáculo, un negocio o la realidad virtual. Analizando TikTok, Instagram, Facebook, Twitter, Youtube o Telegram, se explica que parte de la juventud entregue su voto (y su futuro) a defensores del fascismo y delincuentes. Analizando los programas de más audiencia de TV, se explica lo inexplicable.
El congreso para que Ayuso releve a Feijóo al mando del PP servirá para dar un repaso con el dedo al gobierno causante de la pandemia, la erupción del volcán palmero, la guerra de Ucrania, el apagón en Europa o la parada de la red ferroviaria. Los dedos señalarán a ETA y Venezuela, a Begoña y Ábalos, a la inmigración de patera y a los okupas. Los Peinados y Marchenas, los 7.291 cadáveres del covid y los 228 de la dana, los entornos de Ayuso y Feijóo, Mazón y la Gürtel, Page y Susana, quedarán, de nuevo, en la cara oculta de la luna.
Pepe Morales