Canal Sur: ¿la nuestra?, por Pepe Morales

canal sur andalucia logoLeo en la prensa que Mazón y Vox (valga la redundancia) cancelan cuatro de los programas con más audiencia de À Punt, como preludio del asalto conjunto a la radiotelevisión pública valenciana. El día que murieron 227 personas ahogadas por la dana, Mazón negociaba lo mismo en El Ventorro, pero solo, sin Vox. Tras años de denuncias de injerencia partidista sobre el ejercicio profesional de los trabajadores de la radio y la televisión gallegas, Rueda prepara una ley que le permitirá nombrar por mayoría simple al director general de la RTVG.

Lo mismo ocurre con Telemadrid y todas las televisiones públicas del país, convertidas en aparatos de propaganda del partido gobernante en cada momento, olvidando su labor como Servicio Público. Una vergonzosa tradición que seguirá sucediendo mientras el miserable bipartidismo reciba los votos de una mayoría ciudadana lobotomizada. Las televisiones privadas se pliegan al interés de sus grupos empresariales, posicionándose políticamente como una porción sustancial del negocio. En cualquier caso, la que pierde es la audiencia.

Por circunstancias que no vienen al caso, he sufrido, como espectador, un fin de semana de Canal Sur. Imposible de apartar de mí ese amargo cáliz, la experiencia ha sido agotadora, estresante, a un tris de un ataque de ansiedad, a pesar de saber lo que es la televisión pública andaluza bajo la manipulación del PP o del PSOE, que tanto monta… Llevan lustros los trabajadores del ente autonómico reclamando unas condiciones laborales dignas y un respeto a sus tareas profesionales dentro de unos parámetros mínimamente democráticos.

El viernes, tocó lidiar un party tabernario, pagado con el dinero de toda Andalucía, bajo la batuta de Bertín Osborne (señoro engominado), con el Sevilla (otrora juglar irreverente, hoy bufón paniaguado), Susana (esposa de Joaquín, el del Betis), Laura Gallego (cantante sin bolos) o María José Suárez (rabanera impostada). Como persona, busqué refugio en la indiferencia; como andaluz, la vergüenza evocó en mí la imagen de un avestruz metiendo la cabeza bajo tierra. Parece que a estos y a otros bribones la audiencia les importa un carajo.

El sábado, un cambio radical de formato anunció en Los Reporteros una pieza sobre el delicado tema de los temporeros que recolectan frutos rojos en tierras onubenses. Después de noticias recientes que hablan de asentamientos de migrantes arrasados por el fuego en Huelva, de un empresario detenido por la desaparición de un temporero migrante (o dos) en Jaén, de la esclavización de migrantes por patriotas sin escrúpulos en Sevilla y de la epidemia racista y xenófoba que infecta al país, creí que abordarían el asunto íntegramente.

Bastaron apenas un par de minutos para caer en la cuenta de que la línea editorial de Canal Sur la dicta ahora el Partido Popular. Ni rastro de los problemas apuntados. Desde el inicio, quedó claro que se trataba de un panegírico sobre las bondades del programa GECCO (Gestión Colectiva de Contrataciones en Origen), permitiéndose usar el argumentario de la ultraderecha para hablar de migración “ordenada” y “segura". Entrevistas a empresarios y trabajadores muy agradecidos y nada sobre abusos laborales y/o sexuales. Todo en orden.


Acabó el sábado con Tierra de Talento, donde destacó el enorme talento de Manu Sánchez para presentar el programa y mitigar los daños colaterales de un formato que prima la competitividad sobre la calidad de intérpretes y actuaciones. El jurado sobra: están ahí para rendir tributo a una fama tan efímera como petulante. Manu bastó y sobró para corregir el papel de cuatro estrellas decadentes a la vez que presentó artistas y espectáculos de forma magistral. Espero que Moreno Bonilla no cancele a Manu por reivindicar la Sanidad Pública.

Pepe Morales

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