Injusticias de La Vida, por Juan Priego
Cuando supe lo del intento de asesinado de Trump, experimenté una sensación extraña y desconocida para mí mismo, ya que, si bien sentía que una persona llegara a tal extremo de odio para intentar arrebatarle la vida a otra fríamente y con premeditación, si me alegraba que hubiera sobrevivido era porque no se hubiera convertido en mártir y no porque hubiera sentido especialmente la pérdida de un ser tan abyecto y despreciable como ese expresidente americano, pero que aun así no se le debe quitar la vida.
Esto me motivó una sincera reflexión hacia tantos personajes canallas como existen, han existido y seguirán existiendo por desgracia, pero no porque se equivoquen, no, sino porque son malos por dentro y sólo se quieren a sí mismos.
Cuando uno quiere reflexionar, debe hacerlo intentando hablar con su verdadero yo interior, que a veces se resiste a descubrirse y evita mostrase abiertamente a su yo exterior por motivos diversos, como puede ser la educación recibida, las experiencias vividas o incluso los complejos innatos o adquiridos en el tiempo. Hay que hacerlo sin tapujos y con claridad. En Román paladino vaya…
Luego, al ponerlo negro sobre blanco no suele ser tan fácil, por ese pudor a llamar las cosas por su nombre, por el respeto, o por no herir a algún posible lector que piense diferente, pero piensas que si no se asustó con el original, mucho menos se va asustar con el relato tuyo mucho más inocente y enseguida llegas a la conclusión de que ese posible lector no te perdonará si no escribes lo que piensas de verdad con claridad y como para una persona mayor e inteligente y se puede sentir más molesto si descubre que escribes con tapujos.
Observado estas reglas te puede salir algo tal como así: Lo primero y antes de empezar a reflexionar sobre otros matices, quiero condenar sin paliativos el intento de asesinato del expresidente Trump por parte de un ciudadano americano, que por cierto lo ha pagado con su propia vida, sin titubeo alguno por parte del cuerpo de seguridad americano.
Esto de quitar vidas con las armas, viene siendo bastante normal en la USA desde los tiempos del famoso Far West americano, tanto a cargo de ciudadanos normales (aunque ahora no lleven las armas y las municiones colgadas del
cinturón), como a cargo del propio Estado, que tiene permiso para matar y da permiso a sus ciudadanos para tenerlas y cada día más perfectas y automáticas.
Una vez aclarado este tema, paso a matizar otro asunto sobre las madres: Las madres en todo el mundo son unas santas y lo llevan en sus genes, salvo en muy raras ocasiones por motivos de salud mental posiblemente, pero a pesar de ser unas santas, muchas de ellas tienen la desgracia de tener hijos que son verdaderamente unos hijos de puta, por su comportamiento y por sus dichos y hechos, que no por la condición de sus madres como queda aclarado.
Es el caso de Trump en América, al que ya se le empieza a decir “Media oreja”(es que en USA son muy bromistas), el Putin en Rusia o Ayuso “La de la fruta” en España, que ya, una vez aclarado lo de las madres, se les puede decir “Hijos de puta”, quedando claro que no hay ningún ánimo de ofender a su santa madre, como si hizo la Ayuso llamando hijo de puta al presidente de España, nada menos que en el mismísimo Congreso de los Diputados y que por si no fuera bastante, quiso burlarse cínicamente de media España haciendo escarnio con
lo de “me gusta la fruta” y coreada más cínicamente aún por la otra media, o sea, la inmensa mayoría de su partido y medios de comunicación afines, o claramente comprados por “Ellos” y chapoteando en un M.A.R. de fango, orquestado y dirigido desde las tinieblas.
En fin, tantas injusticias y tantos “Hijos de puta” además de hijos de sus santas madres, me llevan a la siguiente reflexión:
No veo justicia en la vida
todo es una decepción
siempre ganan la partida
los malos de corazón.
Los buenos salen perdiendo
nunca les sale a ganar
toda la vida sufriendo
y soñando con cambiar.
Que es poca la rebeldía
es lo que queda patente
ay! madre cuánto daría
por cambiarlo de repente.
Vemos a uno de los rusos
ese al que Putin lo llaman
con esos ojos obtusos
¡Cuánto cinismo derraman!
Hay Putin por todas partes
no se puede remediar
que usando sus malas artes
hacen al mundo llorar.
Otro salió en Argentina,
Milei con su motosierra,
está con Sánchez que trina
¡Le ha declarado la guerra!
Y un acusado de acoso
expresidente de la USA,
es el Trump el pelirrojo,
condenado por tramposo
también de una trama rusa
¡Que tiene el “gatillo flojo”!
Vamos a seguir soñando
a ver si cambian las cosas
mientras vamos soportando
a esas gentes tan mafiosas.
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Juan Priego
agosto 2024